Nuestro Equipo Fotográfico

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TTArtisan
Leica
Presentación: Claudia Tenorio.
Música: Sunday by TrackTribe


Fotografos

Desde hace tiempo, el mercado de equipo fotográfico se ha inundado de nuevas marcas, nuevas tendencias, e innumerables opciones tanto de cámaras, tipos de sensores, lentes y equipo de iluminación.
Esto ya se venía dando desde tiempo atrás, con la aparición de los lentes “Prime” de elevado costo, que luego pasaron a ser, los más modestos, “lentes fijos”.

Fotografía: Rocío Vázquez

Vale preguntarse entonces porqué esta especie de tsunami de tanto, y tan variado equipo, cuando el mercado fotográfico en general, y el fotoperiodismo en particular, se viene reduciendo por cuestiones económicas conocidas por todos.
Hoy hay cámaras de varios tipos de formato, opciones de video hasta de 8K, nuevos lentes, nuevos drones, diariamente aparecen marcas que, o bien no se conocían, o bien tenían antes baja reputación, y que hoy están compitiendo con las marcas tradicionales japonesas a menores precios.
Todo indicaría que el mercado fotográfico está creciendo, cuando no es así.
También se ve la expansión de lentes exclusivos, con precios prohibitivos, que parecen estar hechos para aquellos que les interesa más el costo del equipo, que las fotografías que puedan tomar con él.

Lo último es el lente 7TArtisan, de 35mm, f/1.4, (cuadro completo), chapado en oro, para la empresa Leica (con parasol a tono incluido). Foco manual, y por supuesto, un lente que puede verse desde un kilómetro de distancia, con el dorado precio de 1.149 dólares (en Estados Unidos).

Como estos hay muchos otros lentes que prometen fotografías súper definidas, un “Bokeh” insuperable (calidad visual de las áreas desenfocadas, de una imagen fotográfica, a falta de una traducción al español), y casi todos ellos con enfoque manual.
Me recuerda una anécdota simpática cuando estaba fotografiando un desfile de modas con mi modesto lente de 85mm f/1,8 y un fotógrafo que no conocía, amablemente me preguntó si no había probado el lente Otus de la misma distancia focal, aunque f/1,4, que él llevaba en su cámara.
Le contesté que sabía de sus cualidades, pero que ese lente estaba fuera de mi presupuesto. Intrigado por la pregunta le consulté para que medio trabajaba, y me contestó que lo hacía para un medio digital que resultó totalmente desconocido.
A lo que le respondí: “Ah!, entonces tus fotografías no son más grandes que 5 por 6 centímetros”, formato obligado por el tipo de medio en el que publicaba.
Si bien es cierto que ahora podemos conseguir equipo fotográfico de marcas que otrora no tenían buena reputación, pero que hoy son iguales, o en algunos casos mejores que los de las marcas encumbradas, también se ha creado un mercado para aquellos que se sienten más seguros con material caro en sus manos, que al ver el resultado de sus imágenes.
No hay duda de la calidad de algunas marcas que dan resultados sobresalientes, como también no hay manera de rebatir las pruebas de laboratorio en las que, lentes o cámaras de marcas menos reconocidas, son mejores tanto en su desempeño como en su resultado.Entre las contradicciones del mercado fotográfico, encontramos que en algunos casos da la impresión que los fotógrafos nos hemos transformado en conejillos de indias, con quienes se prueban las innovaciones tecnológicas de las que todos estamos al tanto.
Ha habido ya suficientes casos de equipo que resultó con defectos, muchas veces imposibles de corregir, a pesar de que ya estaba en manos de los fotógrafos que habían dejado su dinero en el mostrador de la tienda.

En otros casos, la diferencia en calidad de una o varias novedades en el campo de la fotografía profesional, dan un resultado visiblemente mejor, pero que no se justifica al pensar que su precio duplica -o triplica- el costo del mismo elemento, de una marca ya conocida.
Es cierto, hay una oferta de material fotográfico para que sea accesible a casi todo el mundo, pero no sucede lo mismo con la demanda de fotografías, tanto en el mercado comercial, como en el periodístico.
Con la sola excepción de los profesionales que tienen asegurados clientes de grandes marcas, o bien quienes tienen la suerte de trabajar en compañías que proveen material fotográfico, basado en la necesidad de cada fotoperiodista, la reducción de las contrataciones fotográficas es cada vez más notoria.
Al mismo tiempo, en muchos casos de realizaciones realmente creativas, en las que se ve el ingenio y capacidad de visualizar nuevas fronteras en materia de imagen, el equipo utilizado no es precisamente el de última generación o de la más alta exclusividad.

Cañero- Cuba 1994

Esto nos demuestra que la falta de talento no puede suplirse con herramientas más costosas.
Desde siempre se ha hablado de las teorías de la composición, hasta el día de hoy, el referente en materia de fotografías de paisajes sigue siendo Ansel Adams.
En el terreno del fotoperiodismo podemos encontrar muchos referentes del pasado, y naturalmente, y en todos los casos, no contaban con los avances tecnológicos que tenemos ahora.
No hay duda que el contenido siempre es y será lo más valioso de una fotografía, sin embargo, el advenimiento y masificación de la industria tecnológica, ha inundado un mercado en el que la demanda de profesionales es cada vez más escasa.
(Fotografía tomada en 1994, Kodak Tri-X 400, negativo en ByN)

Hoy hay miles de millones de fotografías inundado las redes a diario, pero son pocas las imágenes que realmente nos llaman la atención.
Nuestros archivos van cargados de toda la información necesaria para saber qué equipo se utilizó, y de qué manera, sin embargo, cuando una fotografía nos deja en actividad contemplativa, nos maravilla por su estética, o nos paraliza por su realismo, lo que nos une a ella es su composición, su sentido de oportunidad, la historia que cuenta.
Mucho de ello también se centra en la postproducción de la imagen, sea esta de orden periodístico, artístico o comercial.
Lo que nos lleva a preguntarnos si es necesario equipo tan costoso, cuando en la postproducción vamos a terminar deshaciendo lo que nuestra cámara o lente dan como resultado final, y a un precio muchas veces inaccesible.

Vivimos en un mundo donde todo es cambiante, donde los hallazgos tecnológicos modifican nuestra dinámica día a día, pero algunas premisas son permanentes.

Nada podríamos hacer si no recurrimos a nuestra imaginación, poco podríamos progresar si no apelamos a nuestra creatividad, a nuestro sentido de honestidad con el público que ve nuestras fotografías.

Siempre habrá momentos históricos para plasmar con nuestra cámara, sea por su belleza, por la información que nos nutre, o por la creatividad que los fotoperiodistas ponemos en ellos.

Nadie en este mundo se preguntará qué lente usamos, sino cuál fue nuestro objetivo como comunicadores para mantener a la gente informada, con honestidad y con la cuota de creatividad que podamos aportar a cada imagen.


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